1. Jaime Sabines (México
1926-1999) Espero curarme de ti
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de
fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de
la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No
es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las
palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender
fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el
silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se
dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y
subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué
calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»… Entre las
gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías
que decía «te quiero»).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo,
tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender
las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para
entrar a un panteón.
1. Jaime Sabines (México 1926-1999) Espero curarme de ti
Espero
curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de
pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te
parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco,
es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te
voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se
dicen nada.
Hay que quemar también
ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te
digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes
manejar?», «se hizo de noche»… Entre las gentes, a un lado de tus gentes
y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te
quiero»).
Una semana más para reunir
todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es
cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es
muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
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1. Jaime Sabines (México 1926-1999) Espero curarme de ti
Espero
curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de
pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te
parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco,
es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te
voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se
dicen nada.
Hay que quemar también
ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te
digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes
manejar?», «se hizo de noche»… Entre las gentes, a un lado de tus gentes
y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te
quiero»).
Una semana más para reunir
todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es
cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es
muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
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